jueves, 15 de mayo de 2008

PÁGINA TREINTA Y DOS






Te fuiste.
Y yo te dejé ir.
Era inevitable.
Bajo la lluvia intermitente
de este otoño,
que penetra hasta el ocaso
de mi fibra.
Caminé.
Con paso lento,
rumbo incierto.
Hasta que la realidad de mi estructura
dijo basta.
Y el misterio
desentrañable
de mi vida,
tuvo otro sabor.
El del olvido.
El de un mañana nuevo.
Y la página treinta y dos
de mi memoria,
se perdió
en el viento.-

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