POESIA
II
Abrí
mis manos.
Paloma
tibia,
Voló
apenas sobre la fuente.
Posó
sus alas, queda;
Bebió
en silencio
Mirando
apenas
El
trémulo sentir
De
mil alas
Agitándose
en la bruma.
Abrí
mis manos.
No
había otra alternativa.
Voló
sin ganas;
Apenas
agitó sus alas.
Sacudió
el tedio de la tarde
Plena.
No
había más
Para
seguir quedándose.
Ya
todo estaba dicho.
Sólo
una triste soledad
Aquietó
mi alma
Que
ya casi
Estaba
descarnada.
Ya
casi
No
había alma.
Sólo
un leve aleteo
De
palomas –quedas-
Quedándome
en el alma
Para
enjugar
Mi
llanto
Con
sus alas.
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