SÚPLICA
No te pido, Señor
que él me quiera,
sino que a mi vida
llegue el Amor.
No te ruego, Dios mío,
su cariño,
sino el alma entera
de tu hijo, en comunión.
Tan sólo ansío
que Tu Luz eterna
ilumine en mis labios
la Oración.
Y me hagas pura,
como amapolas
que en los prados crecen
a Tu amparo,
Señor...
Hazme dulce,
angélica criatura;
que en mis días
lleve siempre tu pregón;
y germine, muy dentro de mi dicha,
la palabra buena
del perdón.
Te pido, Señor,
hoy, de tus manos,
la llaga sangrante
de tu Amor.
Y que él sea
por siempre en mi camino,
sed de verdades,
ley de justicia
y salvación.
Me inclino, Jesús,
ante tu rostro,
y alejo de mí todo rencor.
Encomiendo a Tí,
pleno, mi espíritu,
y espero de mi vida
una flor...
3/10/71
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